Restaurante de comida peruana con varios años en Santiago. Por fuera las paredes están pintadas como la película que le da el nombre al lugar, pero está deteriorada y se nota que no han mejorado la fachada...
Llegamos a la hora de almuerzo, estaba medio vacío y poco a poco llegó más gente.
La atención de los meseros es cordial, el lugar es sencillo y se escucha música criolla de fondo.
La carta tiene una gran variedad de platos... para nuestra apreciación abarcan demasiado ya que ofrecen entradas tradicionales peruanas, cebiches, piqueos, sopas, arroces, pastas, pollos y mariscos, etc... y la verdad es que la atención es demasiado lenta...
El precio promedio es de $7,000 pesos...
Se demoraron muchísimo en traer las entradas... notamos que en una mesa vecina trajeron el plato a una sola de la personas de la mesa... a los otros 2 comensales después de 10 minutos y otros 10 minutos mas para el ultimo.... un desastre!
El Chicharrón bastante pobre en cantidad y sabor.. no traía ninguna salsa para acompañarlo así que pedimos nos trajeran las salsas que ponen para los panes...
Pedimos también una leche de tigre... no era nada espectacular... por el contrario estaba muy salada... pero lo peor fue la espera!
Para cuando llegó el fondo ya no teníamos hambre... pedimos 2 platos de fondo y yucas fritas y papas fritas... pero sólo llegó uno de los platos de fondo... una Corvina rellena de camarones que fue una desilusión total!... la corvina seca y la salsa era agridulce... o un intento de serlo porque la verdad es que era de un sabor bastante extraño intentando ser agridulce... El otro fondo nunca llegó y lo peor es que nadie se dio cuenta que lo habíamos pedido....
Un desastre la atención!
Finalmente pedimos un Suspiro de limeña y era una copa con manjar y crema por encima bastante dulce y nada que ver con un suspiro...
⭐⭐ UN DESASTRE... PESIMO EL TIEMPO DE ESPERA Y LA COMIDA REGULAR
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